El Covid-19 y la vida cotidiana de los habaneros
By Gladys Marel García Pérez
Gladys Marel García Pérez es historiadora e investigador Titular de la Academia de Ciencias de Cuba.
El coronavirus entró en La Habana sin conocer la población de su presencia. Ya las autoridades estaban informadas sobre la pandemia, pero nosotros comenzamos a percibirla en el mes de marzo, después del cierre de las fronteras en el aeropuerto.
Se inició la ofensiva de hombres y mujeres de las ciencias médicas, exactas y el sistema de salud, determinando la política a seguir en el padecimiento y el contagio de la enfermedad. La vida cotidiana comenzó a cambiar para los individuos y familias, los trabajadores, grupos y sectores sociales.
Las costureras y modistas habaneras confeccionaron nasobucos en sus casas. Muchas los regalaron en el barrio o los vendieron a los trabajadores de las tiendas – donde se compran los alimentos con la libreta de abastecimiento – a pequeños comercios particulares y a los que laboran en los centros de trabajo cercanos. Los estudiantes de medicina comenzaron a visitar los hogares diariamente, para detectar síntomas de la enfermedad.
Fue necesario guardar el aislamiento en el hogar y el distanciamiento social de los que salen a comprar alimentos. Pero en las colas muchos mantienen esta disciplina y usan el nasobuco, mientras otros se aglomeran propiciando la contaminación. Conducta que se relaciona, entre otros factores, con el nivel de ingresos, el encarecimiento y la escasez de los productos, y el estar conscientes o no de la necesidad de protegerse.
Del mismo modo ocurre por la no correspondencia de la oferta con la demanda , al comprar en las empresas del Estado; el sobreprecio en las ventas de vegetales, frutas, viandas y granos en los Agro mercados 1 y establecimientos del Ejército Juvenil del Trabajo (EJT) donde se producen grandes colas, que se reducen en los chinchales2 abastecidos por, los organopónicos.
Colas y aglomeraciones que causaron el contagio de dependientes y clientes, en grandes empresas del Estado3 –como la que sucedió en la de Puentes Grandes, con ventas en moneda convertible (CUC) o con el peso cubano (CUP) – lo que motivó que se cerraran todas en la ciudad.
El desafío ha creado hábitos y costumbres que no existían. Una particularidad es la de los trabajadores laborando desde sus casas. En el uso de las manos, la gran mayoría se las lava con agua y jabón. Cuando entra o sale de los establecimientos o de la casa utiliza el agua clorada. Al saludar no da la mano ni saluda besando. Quita sus vestimentas, el nasobuco y, los zapatos cuando regresa de la calle y los desinfesta para evitar el contagio.
En el campo científico se valora el contexto histórico y la experiencia de otras pandemias. En las ciencias sociales se estudia el impacto del aislamiento y en las naturales el medio ambiente. Algo novedoso en estos sesenta años es que se valora y enfrenta el Covid+19,,en el contexto de las Américas y del mundo, cumpliendo las orientaciones de la Organización Mundial de la Salud.
Con el aislamiento social sientes la nostalgia del paisaje de La Habana, que no es el de la ciudad por donde caminabas. Brotan imágenes no percibidas antes. Entre las que se destaca la casi totalidad del comercio cerrado y el incremento de hombres mayores sentados en el exterior de la casa debido a la presión del encierro. Contrasta el barrio vacío y silencioso, ausente en las ventanas, hasta que comienza una explosión de aplausos, música y retumbar de pitos y matracas, que extiende el sonido por toda la ciudad, en homenaje a médicos, enfermeras y trabajadoras de la salud.
¿Qué va a pasar cuando finalice la pandemia y enfrentemos el panorama de destrucción que vivimos? Interrogante que conduce a reflexionar sobre la experiencia, de la puesta en práctica metodológica del trabajo científico interdisciplinario, que ha determinado la política a seguir. ¿Continuará? Sobre todo en la economía como necesidad vital.
Footnotes:
1.Agro mercado, Establecimientos donde los cooperativistas venden vegetales, frutas y viandas.
2.Chinchales. Pequeños centros de ventas de vegetales, frutas y viandas.
3.Como el que sucedió en la empresa E de Puentes Grandes, Aenida 26 y Calle 51, Municipio Plaza, donde se infestaron 10 empleados y clientes por el aglomeramiento.